SOFÍA GUBAIDULINA (1931): La compositora rusa de origen tártaro Sofía Gubaidulina estudió en un principio composición y piano en el Conservatorio de Kazán (considerada hoy la tercera capital de Rusia) para proseguir posteriormente en el Conservatorio de Moscú. Durante sus estudios, en la época de la Unión Soviética, su música no fue en absoluto bien recibida debido especialmente a su carácter experimental, pero sin embargo sí que recibió el apoyo entre otros del compositor Dimitri Shostakovich, que la animó a que continuara su propio camino. La música de esta compositora se caracteriza entre otros aspectos por su profundidad religiosa, por el uso de combinaciones instrumentales inusuales, la búsqueda de nuevas sonoridades resultado de experimentar lo más tradicional con lo más vanguardista y la improvisación que toma como base el folklore caucásico, ruso y asiático. Hoy en día es una de las compositoras más reconocidas, su obra ha recibido numerosos premios y además forma parte de la Academia de las Artes de Berlín y de la Freie Akademie der Kunste de Hamburgo, ciudad en la que reside desde 1992.
CLARA WIECK (1819-1896): Clara Wieck, de casada Clara Schumann, estudió composición con su padre, Friedrich Wieck. Con tan sólo nueve años era una virtuosa del piano. Fue ella quien presentó en concierto público por primera vez las 32 sonatas para piano de L. van Beethoven. En 1830, Clara compuso su primer lied y antes de casarse con Schumann ya había escrito varias polonesas, valses, romanzas, un primer concierto para piano y orquesta (del que hoy escucharemos la Romanza) y un trío para violín, violoncello y piano, pero no hay ninguna composición de los años en los que vivió al lado de Robert. Probablemente, por amor a su marido (aquejado de continuas crisis nerviosas) sacrificó su talento como compositora en esta etapa, dedicándose a enriquecer y difundir el repertorio compuesto por Robert. El estilo compositivo de Clara Wieck es claramente diferenciado del de su marido siendo en las obras de su último período donde se asientan una madurez y musicalidad propias.